La mayoría son gente que se traslada a otra parte de su país, generalmente de zonas rurales a ciudades, tras perder sus viviendas o sus medios de vida por seguías, crecidas del mar u otras calamidades climáticas.
Dado que las ciudades también enfrentan sus propios problemas asociados con el clima, como altas temperaturas y escasez de agua, los desplazados a menudo deben buscar refugio en el exterior.
Sin embargo, a los migrantes climáticos no se los reconoce como refugiados en la Convención de Refugiados de 1951, que ofrece protección legal solo si una persona le huye a persecuciones por su raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas o pertenencia a determinado grupo social.
Determinar quién es un migrante climático no es fácil, sobre todo en regiones donde abundan la pobreza, la violencia y los conflictos. Si bien las malas condiciones climáticas agravan la pobreza, la delincuencia y la inestabilidad política, y alimentan tensiones en torno a recursos casa vez más escasos en África y América Latina, con frecuencia el cambio climático no es considerado un factor que empuja a la gente a abandonar sus patrias. Según la oficina del Alto Comisionado de la ONU para Refugiados, el 90% de los refugiados bajo su mandato proviene de los países más golpeados por emergencias climáticas.
En El Salvador, por ejemplo, cantidades de personas se van de sus pueblos todos los años al perder sus cosechas por sequías o inundaciones, y terminan en ciudades donde son víctimas de la violencia de las pandillas. Al final de cuentas, se van del país para escaparle a esa situación.
"Cuesta decir que alguien se va pura y exclusivamente por el cambio climático. ¿Todas las personas que se van de Honduras después de un huracán son migrantes climáticos?", preguntó Elizabeth Ferris, profesora del Instituto para el Estudio de las Migraciones Internacionales en la Universidad de Georgetown, en un email enviado a la Associated Press. "Y cuando hay tragedias ambientales no relacionadas con el clima, como gente que le escapa a terremotos, erupciones volcánicas y tsunamis, ¿se la debe tratar distinto que a los desplazados por fenómenos asociados con el clima?".
A pesar de los retos, es vital que los gobiernos identifiquen a las personas desplazadas por el clima, sostuvo Ferris. "El tema de la definición (de lo que constituye un migrante climático) no es algo trivial. ¿Cómo puedes elaborar una política para la gente si no está claro a quiénes se la debe aplicar?", señaló.
Si bien ningún país ofrece asilo a los migrantes climáticos, la oficina del Alto Comisionado para Refugiados de la ONU publicó en octubre del 2020 unas pautas legales que abren las puertas para que las naciones den protección a las personas desplazadas por los efectos del calentamiento mundial. Dijo que en ciertos casos hay que tomar en cuenta el cambio climático si hay también violencia involucrada, aunque no llegó a reformar la Convención de Refugiados de 1951.
La comisión reconoció asimismo que una protección temporal no basta si un país no puede remediar las situaciones derivadas de desastres naturales, planteando la posibilidad de que se reubique a algunas personas desplazadas por cuestiones climáticas si su lugar de origen es considerado inhabitable.
Cada vez más países están preparando el terreno para ofrecer refugio a los migrantes climáticos. En mayo, Argentina creó una visa humanitaria especial para personas de México, América Central y el Caribe desplazadas por desastres naturales, que les permite permanecer en el país por tres años.
Poco después de asumir, el presidente estadounidense Joe Biden ordenó a su asesor de seguridad nacional que llevase a cabo un estudio de meses que contemple "opciones para proteger y reubicar a individuos desplazados directa o indirectamente por el cambio climático". Se creó una fuerza de tareas, pero por ahora no se lanzó ningún programa para estos desplazados.
Bangladesh, un país muy bajo y vulnerable al cambio climático, es uno de los primeros que buscó adaptarse a la nueva realidad de la migración. Está tratando de identificar ciudades blindadas a los efectos del clima capaces de recibir a las personas desplazadas por el cambio climático, las cuales podrían revitalizar las economías de esas localidades.
La formulación de políticas hacia la migración se enfocó siempre en el cierre de fronteras. El cambio climático está cambiando eso.
Hay cientos de millones de personas que podrían ser desplazadas por desastres naturales, que hacen que ahora las nuevas políticas se enfoquen en cómo manejar el flujo de migrantes más que en cómo frenarlo, ya que para mucha gente la migración será una cuestión de supervivencia, según activistas.
"Un problema es la total falta de comprensión respecto a cómo el clima obliga a la gente a irse", afirmó Amali Tower, fundadora y directora ejecutiva de Climate Refugees (Refugiados del Clima), agrupación que busca concientizar a la gente acerca de los desplazados por el cambio climático. "En el norte (los países industrializados) todavía se piensa que la gente le escapa a la pobreza y busca una vida mejor, el sueño americano. En Europa pasa lo mismo. Pero nadie quiere irse de su casa. Hay que abordar los desplazamientos por el clima como un tema de seguridad humana, no un tema de seguridad de las fronteras".